viernes, 1 de febrero de 2013

Un poema beat

¿Son estos nuestros amigos? Recorriendo nuevos senderos y estremeciéndose por tranquilos valles desde donde se divisa un hermosa filmamento. Mi hijo no morirá en la guerra, se que volverá, escucho la voz de un campesino numerado, la de un pescador de Oriente. La última vez me dijeron que esta era la única manera. Escucho la voz de una muchacha soprano. Corriendo y hablando por las junglas infectadas. Consulto al oráculo, amargo riachuelo, arrástrate, viven del agua de lluvia. Amor de mono, compañero de mefistófeles, fabricante de brandy. Las islas del veneno, el veneno... Recuerdo la institución mental, el expreso de medianoche debía de pasar. Encerrado como un animal. A veces se podían escuchar notas musicales. Otras los lamentos de un enfermo degenerativo. Un buen día penetré en un profundo sueño, el de huír de esas cuatro paredes que oprimian mi corazón sin parar. Colinas lejanas me aguardaban, allí, en el perímetro no hay estrellas. Llegó el día, pero elegí la noche, partí hacia el horizonte donde el silencio reina eternamente. Ahora puedo ver el límpido cielo. Ahora estoy tranquilo.